abril 10, 2005

Así era la noticia

Hasta el pasado viernes circuló el diario Así es la Noticia, el intento de la C.A. El Nacional por acercarse a los sectores populares con un discurso antipopular. En el anterior aporte (post, lo llaman) recordaba que fui jefe de Información de ese periódico, en tiempos de Ibéyise Pacheco; tengo la sensación de que, al mencionarlo, lo maté.
Chistes y consideraciones políticas aparte, creo que a nadie debe contentarle la desaparición de un periódico. Incluso cuando se trate de un periódico mediocre, la actitud hacia su partida debe tener algo de reverencia: igual que cuando muere un adversario o un viejo conocido que nos fregó la paciencia pero, ser humano al fin, su mutis es un punto menos a favor de la humanidad. Bueno, en el caso de aquel bicho que llamaban Abril (del Bloque Dearmas) no hubo chance de contentarse ni de entristecerse, porque el pasquín desapareció y nadie se dio cuenta sino dos meses después, porque en su caso salir a la calle y no existir era más o menos lo mismo.
Pero volviendo a Así es, fue un tabloide que vivió una época de oro, un momento de gloria que alguna vez puso a temblar a Últimas Noticias, al que quiso hacerle competencia. En el año 98 llegó a poner en los quioscos sus buenos 70 mil ejemplares, y en predios de la esquina de Puente Nuevo se hicieron célebres las enormes colas de ciudadanos humildes que se acercaban a poner sus denuncias (en ese entonces sí que era un auténtico diario de corte popular, muy querido en todas las comunidades) o a reclamar el premio de algún concurso. Esa magia la logró un equipo a cuyo frente marchaban Ildegar Gil y Freddy Fernández (aprendan a escribir con sesgo: había otras personas en ese equipo pero a mí me da la gana de nombrar sólo a los chavistas).
Célebres también en esa primera etapa fueron los culos que se publicaban en las páginas centrales. Unas mujeres hermosotas y desnudísimas, a cuyo lado flotaba algún verso de Vallejo, Ernesto Luis Rodríguez o Tarek William Saab, sirvieron de decoración a centenares de bodegas y talleres mecánicos en todo el país. En algún momento, Miguel Henrique Otero en persona se encargó de seleccionar en Internet o en las revistas Playboy a las chicas que tuvieron el honor de figurar en esa sección (sin duda la única inolvidable del diario). Hasta que llegaron un par de sujetos equivocados y envenenados con la idea de que en los periódicos es bueno hacer periodismo, y decidieron quitar los culos de las páginas centrales para dedicarle ese espacio a reportajes y crónicas varias. Hasta maricos nos llamaron a mí y a Alcides Maldonado. Todavía hoy me arrepiento: jamás debimos haber eliminado los culos de las páginas centrales.
La periodista Albor Rodríguez sustituyó en la dirección del periódico a Ibéyise Pacheco en el año 2003; creía la directiva de El Nacional que poniendo en acción a una reportera más joven y con visión de futuro Así es iba a recuperar la lectoría perdida. Jamás entendieron dónde estaba el chip de la cuestión: es imposible captar al pueblo pobre por medio de un discurso cuya línea central y punto de honor consistían en atacar por todos los medios al único proyecto de país que se le ha dado poder al pueblo pobre. Digo, tratar de captar la simpatía del pueblo chavista insultando a Chávez es como jodido, tú.
Hasta esta semana, Así es la Noticia sobrevivió (o agonizó) con un tiraje de tres mil ejemplares diarios. El Nuevo País y 2001 están en la calle con menos de eso, pero los Otero se cansaron de echar sus reales en ese saco sin fondo y ya, no hay nada qué hacer.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

nunca lo compre....pues nunca me gustó...la evolucion del ultimas noticias de los ultimos años ha sido incuestionable...y lo conozco desde hace como 20 años, y en ese momento lo tenia que leer obligada por el liceo...

hector lavoe cantaba...todo tiene su final, nada dura para siempre.....
luciernaga

JRD dijo...

Así es, Luciérnaga. Por fortuna, todo tiene su final. Incluso quienes creemos que lo hacemos y lo hicimos mejor: ya llegará el momento en que nos despidan con piedras, flores u olvido.